Aquí estamos listos para jugar
Hagamos nosotros cosas valiosas y relevantes; que el puesto de la mediocridad se lo peleen otros
Durante el último año estuve cursando el máster de Periodismo del ABC. Un año bastante interesante, por decir lo mínimo. Les comparto aquí algunas de las palabras que pronuncié en el evento de clausura:
Estamos en la recta final, un momento esperado por muchos. Y esa espera también viene acompañada de intriga, de ansiedad por ver qué viene a continuación. Nos han repetido hasta el cansancio que el periodismo vive tiempos recios. Que los años dorados quedaron atrás. Pero tampoco es algo que desconocíamos cuando decidimos meternos en este mundo. Ya estábamos advertidos. Por lo menos, estamos viviendo no una etapa definitiva, sino de transición. Nosotros seremos testigos de lo que vendrá después, ahora que el modelo de negocio cambió y toda la industria intenta adaptarse a la mutación. Es nuestra responsabilidad hacer que nuestro trabajo siga valiendo.
Esteban Villarejo, un personaje con el que tuve la oportunidad de compartir en la mesa de la sección Internacional, alguna vez me contó una anécdota de cuando era pequeño y, durante un verano, se inscribió en un equipo de básquet. Exceptuando un pequeño grupo de amigos, la mayoría de esos niños inscritos no se conocían entre sí. Y el primer día, al momento de jugar, el entrenador preguntó: ¿quiénes son los cinco que van a jugar? No preguntó quién quería jugar en cuál posición. Solo preguntó quiénes eran los cinco que iban a jugar, esperando que los niños resolvieran. El grupo de amigos que ya se conocía fue el que salió a la cancha. Los otros, introvertidos y convertidos en espectadores, quedaron destinados a la banca durante toda la temporada. Eso me lo dijo durante mis primeras semanas en la redacción, invitándome a acercarme a las otras mesas, a hablar, a ser extrovertido. «Que te vean por ahí, que sepan quién eres, me dijo». Y asumo que la lección que me quería dar es que tenemos que estar preparados para dar ese paso adelante y decir “juego yo”, porque en la vida real, como en ese equipo infantil, pocas veces el entrenador organiza un equipo y lo va rotando democráticamente con la intención de que todos puedan divertirse. Este por ejemplo, quería soluciones rápidas y eficaces, que el grupito de cinco supo ofrecer. O quizás lo que Esteban me quiso decir es que, si no tengo amigos, no me meta a jugar básquet. Todavía no me queda claro.
Las universidades escupen miles de periodistas cada año, y queda de nuestra parte dar ese paso al frente y decir aquí estamos nosotros listos para jugar. Hagamos nosotros cosas valiosas y relevantes; que el puesto de la mediocridad se lo peleen otros.
Ya veremos qué nos deparará.
Excelente, Andrés. Bebe pero contundente. Me encantó. Y a por más, como dicen por aquellos lares.
*breve