Cruentos cuentos
Caracas. Capital candela; caótica ciudad.
Clarece cielo.
Cámara. Clic. Corre carrete.
Cuelo café.
Conserje comparte considerables consejos conquistadores (catalogo como cursis).
Cruzo cebrado.
Curtidos cantantes campesinos contrapuntean criollismos.
Colector camionetica Catia-Capitolio cobra.
Cabeceo. «Cuánto cansancio».
Cargaba corazonada cuando choro codicioso causa convulsión. Cunde crispación. Celulares cotizan caro.
—Carezco, compadre —casi capeo.
—¿¡Cómo?!
—Cálmate, campeón. Canaliza carácter.
—¡Coopera, cagón!
Chorreado, comprimo culo cuando Cicpc civil cañonea. Caen casquillos calibre cinco coma cinco.
Cadáver como colador.
Caso cerrado.
Casta cleptocrática carcome comunidades.
Cúpula corrupta come caviar con champaña con colaboracionistas chulos cuando ciudadanos comunes, corroídos, cocinan con carbón.
Camaradas coprófagos censuran cualquier crítica.
«Compartimos compostura contundente. Condenamos considerablemente», chacharean constituyentes cínicos.
—¿Cómo consigo crack, causa? —consulta catire cocainómano.
—¿Conoces contraseña? —contesta centinela cabello crespo con cara circunspecta.
—¿Cinco cuatro cinco?
—Casi.
—Cuatro cinco cuatro.
—Correcto.
Cerradura cede.
—¿Cuánto cobrarías?
—Cien cobres.
—¿Coño, convive, con cincuenta cerraríamos contrato?
—Cancelaríamos compra— confirma custodio con convicción—. Complétalo, chigüire.
Con cambalache culminado, chamo consume cemento compacto (combinado con cenizas) como cigarros.
Celebra; considera creación cósmica. «Calidá…».
Clímax causa cese cerebral.
—Circula cierto chisme.
—¿Cuál?
—Cómo contarte, chico… Chimbo, chimbo.
—Comunícamelo.
—«Cría cuervos», comentan…
—¡Caray, costilla, confiesa!
—Cuenta cuántas cosas contaminan clima cuando crees comprar con conciencia.
Conspiraciones clandestinas
—Cuartelazo contrarrevolucionario, coronel.
—¡Caramba! ¿Cuántos cuarteles?
—Cuarenta, coronel. Creo.
—¿Creo?
—Capaz catorce, coronel.
—Chequee, cabo, constate. ¡Coménteme certezas, carajo! —capitanea.
—Caballero, cédula.
Criminal cateado.
—Comando, curiosamente conseguí cuchillo caleta.
—¿Coartada?
—…Chambeaba… como… consultor campestre.
—Claro… —comenta—. Creo culpable: cargaba combustible contrabandeado. Convídale cuantiosos coñazos.
Culatazo cae con cizaña. Coágulo crece chichón. Ciega.
—Cuidado, cónchale. ¡Clemencia! —chilla castigado.
—Cállate, cabrón. Cicatrizará.
Culminé (continuará).
Chau.