Pérez-Reverte: «Solemos pensar que el español de aquí es correcto y el de ellos incorrecto, pero no»
Arturo Pérez-Reverte quería que su novela se leyera en blanco y negro y se oyera en mexicano. Esos eran sus objetivos. Y lo logró. Sus personajes se leen con acento. Distintos entre ellos, además, dependiendo de la educación y posición económica de cada uno.
Revolución, su último libro (cómo escupe títulos este tipo) va de la revolución mexicana en tiempos de Emiliano Zapata y Francisco Villa. Es el que estoy leyendo ahora. Y, como me gusta escuchar sobre lo que leo, me puse a oír una charla suya en la que comentó algo sobre la apropiación del lenguaje que me gustó porque, como extranjero, me he encontrado en varias situaciones de duda en las que, hablando o escribiendo, asumo que es mi vocabulario el erróneo y sin sentido. Y, venga, chaval, que no es así, que lo dice este tío que no es ningún tonto, vamos.
Estas son sus palabras:
El habla americana me interesa mucho. En Colombia hablan un español extraordinario, en Venezuela… Pero México es algo especial. La creatividad, la rapidez… Solamente Andalucía, en España, sería equiparable en cuanto a generar lenguaje, refranes, fórmulas, mezclar la cosa divertida con la trágica. Eso es muy mexicano. El suyo es un lenguaje fascinante. Expresiones como «van a sobrar sombreros», «viene usted de mujerear», «quién le metió el alacrán en la bota» son absolutamente definitivas, son rotundas. Me encantó poder ir distribuyéndolas cuidadosamente a lo largo de la historia.
«Yo me he apuntado algunas para utilizarlas ahora en mi día a día», dice Marta Fernandez, periodista con quien conversa Pérez-Reverte.
Bueno, tienes derecho, eres hispanohablante. Aquél es tan español como el de aquí. Solemos pensar que el español de aquí es correcto y el de ellos incorrecto, pero no. Tan correcto es un narco de Sinaloa como un traficante de hachís del Guadalquivir, es igual. O un estudiante de allí o de acá. Es español. Eso ya hace tiempo que me ocurre; a menudo utilizo en mis novelas o en mis artículos palabras americanas sin ningún complejo. Porque están en el diccionario, además, son nuestras, nos pertenece el habla de un colombiano, de un venezolano, de un mexicano, de un nicaragüense. Es nuestro idioma, igual que el nuestro es el suyo, es el mismo. Utilicémoslo sin ningún complejo. Nos enriquece. Además, en un momento en el cual ya únicamente crean lenguaje nuevo los delincuentes y los jóvenes, está bien que el español se enriquezca con esos giros, que algunos son asombrosamente brillantes.
Esta es su charla sobre Revolución: